El museo Thyssen-Bornemisza presenta en la actualidad, una magnífica exposición dedicada al surrealismo. Cabe considerar que no es una simple exposición en la que se cuelgan en las paredes de sus salas, piezas propias a este estilo o movimiento pictórico, sino que presenta una relación de cuadros, fotografías, esculturas y fragmentos de películas que muestran la relación entre el surrealismo, sus artistas y un tema tan desconocido, complejo e inquietante como es el "sueño".
Max Ernst consideraba que los artistas surrealistas no se limitaban únicamente en sus obras a "copiar" los sueños, sino que su trabajo consistía en transcribirlos, elaborarlos, reflexionar entorno a ellos con representaciones figurativas diversas.
El suerrealismo plantea la utopía de la liberación plena de la mente, el sueño de la libertad sin límites, es una manifestación de revuelta ante la aceptación "realista" de un mundo "mal hecho", frente a esa aceptación resignada de dolor y sufrimiento y frente a la utopía que cuestiona la realidad de cosas existentes, plantea esa consciencia de que cualquier cosa siempre puede frustrarse. Los sueños por su parte son "inverificables", es imposible contrastarlos, son sólo lo que son, palabra o visión del otro. Sólo caben apreciaciones o percepciones similares a las del otro.
Su principal vía de liberación fue y es "el deseo", y esa liberación del espíritu se centra en la representación de "imágenes deseantes". Podríamos afirmar, que es la idea principal del surrealismo, la liberación completa del deseo. Evoca una reconstrucción de la vida a través de lo que se desea, planteando que lo que se plasma es los que se desea y lo que además llegará a ser. Las obras surrealistas muestran hacia dentro y hacia fuera, y por lo tanto hay que observarlas de esa forma. La vinculación de la imagen con el sueño es lo todo porque su creación parte de él. Y la vida no puede quedar sólo reducida a la "realidad", no se puede reducir sólo a lo que vemos y tocamos. Por encima de esto está lo que soñamos.

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