Cuándo el espacio se transforma.
Habitualmente los espacios en los que habitamos son rígidos. Salón, comedor, cocina, dormitorios, pasos, baños, trasteros, etc... son los espacios que normalmente configuran nuestras viviendas. Suelen responder a esquemas comunes, siendo un espacio rectangular, cuadrado, más o menos grande y habitualmente con una puerta y con una ventana, también más o menos grande dependiendo del tipo de uso al que vaya destinado.
Sin embargo caben otras posibilidades organizativas. ¿ Por qué no?. ¿Y por qué no pensar en un espacio que se transforme según las necesidades de cada momento?.
Cabe considerar, en primer lugar, la importancia del espacio. El espacio, junto con la luz, son los dos elementos que dotan de máxima calidad cualquier interior arquitectónico ( u exterior). También su tratamiento, es cierto, su conformación, su acabado, pero ¿quien no respira de otra manera en un espacio cuando es generoso? Por tanto, porque no disponer de un gran espacio que luego se pueda compartimentar, dividir, adaptar a las necesidades de cada momento.
Por ejemplo en el caso de una vivienda, que además puede ser que sea el caso más extraño, podemos partir de un gran espacio abierto, o lo más abierto posible, o abierto de forma controlada, generando con distintas estrategias sub-espacios, que luego con una serie de elementos móviles permitan la transformación de ese espacio inicial en otros espacios menores más cerrados.
En Atelier3 también hemos trabajado en ello. El siguiente ejemplo es una auténtica "vivienda transformable".
Se parte del espacio inicial sólo colonizado por unos "contenedores activos" que son los únicos elementos que ocupan el espacio. Estratégicamente dispuestos lo delimitan de algún modo pero sin cerrarlo. Y ¿por qué son "contenedores activos"? Pues porque en ellos ocurren cosas. En uno de ellos por ejemplo, en su interior, hay un aseo, un armario, una librería o se ubican maquinarias de climatización. En otro hay armarios, zapateros, estanterías, una cama-nido, "paredes móviles" escamoteadas. En otro, un vestidor, una zona de lavabo, un espejo. En el cuarto, armarios,un frigorífico,un horno, un microondas. Y en el último más almazcenaje.
El espacio aparece abierto, con ello éste fluye, y la luz a su través. También lo hacen sus habitantes: andan por aquí, andan por allá, corren por aquí, lo hacen por el otro lado. Permanecen aquí o lo hacen en aquella zona. La flexibilidad es elevada, también la sensación de libertad. Al caer la noche toca retirada. Ahora es cuando los espacios se transforman. Unas "paredes móviles", que antes decíamos que permanecían escamotedas, empiezan a extraerse. El fin ahora es delimitar los espacios, compartimentarlos, dividirlos. Se conforman las estancias y con ello ahora los usuarios de la vivienda disponen de los correspondientes espacios más cerrados para pernoctar.
Se transforman las zonas de noche, pero también las de día. Esta es más común, pero no menos interesante. La cocina, el comedor y el estar permanecen fusionados, pero cuando se quiera, la cocina también puede cerrarse y desconectarla del salón-comedor.
A veces hay espacio para proyectar grandes espacios, pero sin embargo cuando esto no sucede, soluciones arquitectónicas de este tipo permiten gozar del espacio y de la luz.
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